El artista sevillano Antonino Parrilla García y su legado pictórico

Publicado el 19/2/2025, 11:52:05 | Autor: Un cibernauta milenario

Un pintor mayor con barba canosa y mirada concentrada trabaja en su taller rodeado de lienzos coloridos con escenas oníricas y surrealistas. La luz cálida entra por una gran ventana, iluminando la textura de las pinturas y los pinceles esparcidos sobre una mesa de madera antigua.

El mundo del arte ha perdido a una de sus figuras más destacadas, aunque, siendo sinceros, muchos solo lo conocerán porque un amigo les contó que alguien importante había fallecido. Antonino Parrilla García, pintor, escultor y ceramista sevillano, ha partido a los 80 años, dejando un legado tan extenso como los intentos de su familia por explicarle a su tía abuela que no, que no pintaba casas, sino cuadros 🎨.

De confitero a artista: un giro inesperado

Nacido en el barrio sevillano de San Julián, Parrilla venía de una familia de maestros confiteros, lo que significa que su infancia estuvo llena de azúcar y olor a pasteles. Sin embargo, en vez de dedicarse a perfeccionar la receta del mejor hojaldre del mundo, decidió sumergirse en la pintura casi a los 30 años, demostrando que nunca es tarde para darse cuenta de que la harina y la creatividad pueden ir por caminos distintos 🍰.

Durante décadas, vivió en Mairena del Alcor, donde consolidó su carrera y formó parte del movimiento del realismo fantástico sevillano. Esto no significa que pintara unicornios volando sobre la Giralda, pero sí que aportó una visión única que lo convirtió en referencia, junto con otros artistas como José Corrales, Francisco García Gómez y Juan Cárceles. Básicamente, si alguien quería entender el realismo fantástico en Sevilla, tenía que pasar por la obra de Parrilla sí o sí.

Estudios y una carrera llena de reconocimientos

Parrilla García estudió en la Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Sevilla, donde aprendió a transformar su talento en algo más que garabatos en servilletas de bar. También pasó por la Facultad de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, donde, además de perfeccionar su técnica, descubrió que el arte no solo se trata de inspiración, sino también de mucha paciencia y aguante.

A lo largo de su carrera, se llenó de premios y reconocimientos, como la Beca 'Diego Velázquez' del Ateneo de Sevilla y la medalla de plata del Salón International de Guillaume le Conquérant en Francia. Sí, en Francia, porque su arte traspasó fronteras y llegó a exponer en Italia, Marruecos, Estados Unidos y otros lugares donde probablemente la gente fingía entender sus obras mientras asentía con cara de intelectual 🤓.

Arte en la música y el cartelismo

Además de llenar lienzos con su visión artística, Parrilla García dejó su huella en el mundo de la música, creando portadas para discos de distintos géneros. Es decir, que si alguna vez alguien compró un disco por su portada y luego descubrió que la música no era de su estilo, ya sabe a quién culpar.

Pero si hay algo en lo que realmente destacó fue en su faceta de cartelista. Su firma aparece en carteles tan emblemáticos como el del Carnaval de Cádiz en 1990 (sí, alguien tuvo que ilustrar toda esa locura carnavalesca), el de las Fiestas de la Exaltación al Guadalquivir en 1993 y el del Festival de Cante Jondo Antonio Mairena en el año 2000. Vamos, que si había una fiesta importante en Andalucía, había muchas probabilidades de que el cartel lo hubiera hecho Parrilla.

Un homenaje muy personal

Entre sus obras más recordadas está el cartel de las Fiestas de la Primavera de Sevilla en 2012, que tenía un significado especial para él, ya que rendía homenaje a su hija, fallecida de forma repentina. En esta obra, además, plasmó dos de sus grandes pasiones: el flamenco y el toreo. Porque si algo tenía claro Parrilla, es que el arte debe reflejar aquello que se lleva en el corazón ❤️.

Un legado difícil de olvidar

Además de sus exposiciones y carteles, Parrilla García dejó su huella en eventos como el Festival de Cante Jondo de Mairena, la Exhibición de Enganches y la Feria de Alcalá de Guadaíra. Vamos, que cualquiera que haya paseado por Andalucía en las últimas décadas probablemente se ha cruzado con su arte sin darse cuenta.

"Pintar es como hacer magia, pero sin necesidad de varita… y con mucha más paciencia"

Con su partida, el arte andaluz pierde a uno de sus grandes exponentes. Sin embargo, su legado sigue vivo en cada pincelada, en cada cartel y en cada persona que, al ver una de sus obras, se detiene por un momento a admirarla antes de seguir mirando el móvil 📱.