Publicado el 28/2/2025, 10:45:52 | Autor: Un cibernauta milenario
Todo transcurría con absoluta normalidad en Cazalla de la Sierra. El ganado dormía, los grillos daban su recital nocturno y el vecino que siempre ronca mantenía su rutina con disciplina militar. Pero a las 3:29 de la madrugada, algo decidió que era un buen momento para añadir un poco de emoción al asunto: un terremoto de 4,1 de magnitud decidió hacer su entrada triunfal, como si de una estrella de rock se tratara 🤘.
Según datos del Instituto Geográfico Nacional, el epicentro de este inesperado baile telúrico se situó en el corazón de Cazalla, a 10 kilómetros de profundidad, lo que en términos científicos significa que los vecinos se despertaron de golpe con la misma sutileza con la que un gato tira un vaso al suelo 🐱.
Lo que vino después fue una combinación de susto, confusión y ese momento incómodo en el que la gente intentaba decidir si había sido un terremoto o si simplemente habían dejado la lavadora funcionando con una carga mal distribuida.
Los testigos han descrito la experiencia con términos como temblores y crujidos. Básicamente, lo más parecido a un simulador de terremotos de un parque temático, pero sin la opción de comprar una foto en la salida.
Las redes sociales se llenaron rápidamente de mensajes de vecinos que, en lugar de contar ovejas, empezaron a contar los segundos que había durado el temblor. La mayoría coincidió en que fue más largo de lo esperado, lo cual es curioso, porque en el gimnasio nadie se queja cuando le dicen que aguante 10 segundos más en la plancha.
Adrián Torres, alcalde de Cazalla, confirmó que el evento duró unos 10 segundos, pero que se hicieron eternos. No hay registro oficial, pero todo indica que esos segundos fueron más largos que esperar el Wi-Fi en casa de los abuelos 📶.
El suelo se ha movido muchísimo, es algo a lo que no estamos acostumbrados.
Lo cual es comprensible, porque en la lista de preocupaciones diarias del pueblo, los terremotos solían estar bastante por debajo de cosas como que la panadería se quede sin molletes.
Afortunadamente, según Torres, no hubo daños visibles. Aunque los vecinos informaron de puertas que crujieron, lámparas que bailaron sin música y gatos que miraron con cara de "esto no estaba en el contrato".
Aún así, el alcalde anunció que se revisarán los edificios municipales, por si acaso. Porque claro, después de una noche como esta, no es plan de que el ayuntamiento se lleve una sorpresa cuando menos lo espere.
Algunos vecinos decidieron documentar el evento en redes sociales. Un rápido vistazo a los grupos de WhatsApp locales confirma que la frase más repetida fue "¿Lo habéis notado?", seguida de un largo debate sobre si 4,1 en la escala de Richter es suficiente para justificar una siesta de recuperación.
En resumen, el terremoto dejó muchas anécdotas, algunas puertas chirriando y, sobre todo, una población que ahora puede decir con orgullo que ha sentido un seísmo y ha vivido para contarlo. Y lo más importante: ahora nadie se quejará cuando la alarma del móvil suene a las 7 de la mañana. Después de todo, hay formas mucho peores de despertarse ⏰.