Publicado el 1/2/2025, 10:16:25 | Autor: Un cibernauta milenario
Se dice que el valiente Rodrigo, a quien algunos llaman El Cid, sigue siendo toda una celebridad siglos después. Nadie olvida esa imagen de caballero épico que, según cuentan, luchaba a caballo con un porte digno de un superhéroe medieval 🦸♂️. Sin embargo, pocos saben que no solo tuvo hijas (más sonoras que una telenovela), sino también un hijo que casi desaparece de la historia. Y no, no es un chisme nuevo, sino un capítulo muy real que algunos pasaron por alto.
El público suele recordar a Sol y Elvira, quizá por ese aire legendario tan repetido una y otra vez. La tradición popular les adjudicó peripecias, matrimonios ficticios y un sinfín de enredos dignos de un guion de comedia. Pero cuidado: en la realidad, aquellas hijas se llamaron Cristina y María, y terminaron bien casadas con infantes y condes de lo más reales 🏰. Una, por ejemplo, se relacionó con los reyes de Navarra, y la otra vivió aventuras catalanas que a día de hoy aún generarían un par de titulares escandalosos.
Pocos hablan de Diego, el varón de Rodrigo y Jimena. El muchacho era el orgullo del Campeador, aunque ciertos cantares y crónicas lo dejaron fuera de escena como si fuera el secundario que desaparece misteriosamente de una serie 📺. Aún así, la historia real dice que Diego combatió junto a su padre y demostró un arrojo tremendo. Quien quiera creer rumores modernos sobre rencores paternales, probablemente busca más drama que rigor. Aquí la épica se narra sola, sin necesidad de guionistas rebuscados 🙃.
En tiempos de constantes pugnas contra ejércitos almorávides, Diego encabezó la mesnada de El Cid y se plantó en Consuegra dispuesto a darlo todo. Pero las intrigas del conde García Ordóñez –viejo enemigo de Rodrigo, al que este había mesado la barba en otro episodio de puro rencor– acabaron por sellar el trágico destino del joven. Parece que cuando más se necesitaba un apoyo, el conde se desvaneció del campo de batalla como quien huye de la factura de la cena 😬.
En plena retirada, las tropas de Diego se vieron rodeadas y él cayó luchando con valentía. Para un padre tan aguerrido como El Cid, aquello fue un golpe demoledor, peor que cualquier destierro o contienda pasada.
Dicen las crónicas que las lágrimas de Rodrigo en Valencia fueron más amargas que cualquier derrota militar. Aquel día, los muros del castillo retumbaron con la noticia.
Hoy, en Burgos todavía se honra a Diego y en Consuegra escenifican la batalla cada agosto para recordar que la historia a veces se parece a un drama épico lleno de traiciones. Y sí, el conde Ordóñez también sale retratado como el villano de la función, mientras el público revive una época donde cada espada podía cambiar el destino de un reino ⚔️.
Para quienes se hayan perdido entre lanzas, reyes y condes, aquí una lista rápida:
Esta historia de pasiones, complots y heroicidades nada tiene que envidiar a la ficción. Cuando se indaga un poco, uno descubre que la verdadera vida de El Cid casi supera cualquier relato inventado. Y así, entre espadas, intrigas y un hijo caído en combate, la leyenda se convierte en algo aún más fascinante que la ficción 🤩.