Publicado el 1/2/2025, 14:39:55 | Autor: Un cibernauta milenario
Las cookies de redes sociales son esas pequeñas y simpáticas líneas de código que se instalan en el navegador con una misión noble: facilitar la vida digital. O al menos eso es lo que dicen. En la práctica, funcionan más como un espía silencioso que no solo te ahorra unos clics, sino que también toma nota de cada uno de tus movimientos en la web 🕵️♂️.
Si alguien pensaba que las cookies de redes sociales eran solo galletitas virtuales, lamentamos informar que no vienen con chispas de chocolate 🍫. En realidad, se encargan de recordar que estás conectado a una red social, permitiéndote compartir publicaciones sin necesidad de iniciar sesión cada dos por tres. Pero claro, nada en esta vida es gratis. Mientras tú piensas que están haciendo su trabajo, ellas también trabajan para alguien más: los gigantes de internet.
Para ser justos, las cookies de redes sociales tienen algunos puntos a su favor:
Aquí es donde la historia se pone interesante. Mientras tú solo querías leer un artículo o ver un vídeo de gatos, las cookies de redes sociales están recopilando información sobre lo que lees, lo que ves, lo que buscas y hasta lo que piensas comprar. ¿Casualidad que justo después te aparezca un anuncio de ese producto en Facebook? Claro que no, amigo 🤨.
Algunos de los riesgos más evidentes:
Las redes sociales han sido bastante astutas en este asunto. Cuando entras en una web, te encuentras con un bonito mensaje: Este sitio usa cookies para mejorar la experiencia del usuario. Hasta ahí, todo bien. Pero si haces clic en Configurar cookies, de repente te transportas a una pantalla que parece un formulario de impuestos 📑.
Desactivar las cookies de redes sociales nunca es un simple clic. Primero hay que rechazar las cookies no esenciales. Luego, en otro apartado, desmarcar cookies de terceros. Pero, espera, ¿qué es esto? Hay otra sección llamada preferencias avanzadas que, por supuesto, tiene otro interruptor más para cookies de redes sociales. Cuando crees que lo has logrado, te das cuenta de que el botón de Guardar cambios está estratégicamente escondido en una esquina microscópica 🧐.
¿Y si decides eliminar las cookies manualmente? No te preocupes, la próxima vez que entres te volverán a preguntar, con una nueva redacción aún más confusa. Porque aquí el juego es claro: te cansan hasta que aceptes por agotamiento 😵.
Si te has armado de valor y quieres deshacerte de ellas, tienes varias opciones:
Si decides bloquearlas, muchas webs te dirán que algunas funciones podrían dejar de estar disponibles. Lo que no te dicen es que, en la mayoría de los casos, lo único que dejará de funcionar es la publicidad hiperpersonalizada y los botones de compartir en redes. Spoiler: el mundo sigue girando sin ellos 🌍.
Las cookies de redes sociales son el típico te ayudo pero a cambio de tu alma. Sí, hacen que compartir contenido sea más fácil, pero a cambio recopilan una cantidad absurda de datos sobre lo que haces, piensas o planeas comprar. Lo peor es que vienen activadas por defecto y desactivarlas es un desafío digno de un escape room 🏃♂️.
La verdadera pregunta no es si se pueden desactivar, sino ¿por qué no están desactivadas por defecto?. Ah, claro, porque nadie aceptaría activarlas voluntariamente. En fin, disfruten de su privacidad… si es que todavía les queda algo de ella 😏.